El deseo sexual tiende a disminuir con el tiempo en relaciones a largo plazo. Sin embargo hay algunos estudios que indican que algunos factores pueden ayudar a mantener la pasión y el deseo con el paso de los años. La receptividad, es decir la sensibilidad y real interés mostrada por un miembro de la pareja hacia las necesidades del otro, es uno de estos factores. Ser receptivo y mostrar genuina preocupación por el otro, hace que este se sienta valorado y especial, y sentirse de esta forma hace que a su vez perciba a su pareja como más valiosa, especial y sexualmente deseable incluso para otras personas. Es como un efecto que se alimenta a sí mismo: percibir a tu pareja deseable para otras personas, la vuelve más deseable a tus ojos y por tanto hace que estés más dispuesto a tener relaciones sexuales. Las personas que perciben que su pareja las comprende y las apoya en su necesidades e intereses primordiales, experimentan un mayor deseo sexual hacia él o ella.
Así pues, valorarse y apoyarse mutuamente en el logro de objetivos y proyectos de interés, hace que la percepción mutua de valor sea mucho mayor y esto incrementa la disposición a encuentro sexual satisfactorio. Al ser el deseo sexual una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza humana juega un papel importante no solo en la atracción de parejas potenciales y sino también en el fortalecimiento de un vínculo duradero.
Percibir que la pareja es receptiva, significa que se puede contar con esta como apoyo y que las necesidades personales importantes están en buenas manos, lo cual es uno de los objetivos primordiales de querer formar una relación. De igual manera, actitudes contrarias como rabia, dudas en cuanto al compromiso y decepción pueden generar el efecto contrario, evitando la intimidad sexual y la cercanía asociada con el sexo. Este efecto en el aumento del deseo sexual ha sido demostrado tanto en hombres como en mujeres, sin embargo parece ser que es más marcado en las mujeres, quienes al ser más emocionales se ven más influidas por demostraciones positivas de afecto y sentirse especialmente valoradas por la pareja, en el caso de los hombres, estos están adicionalmente más dispuestos al sexo por razones netamente de placer (una razón un tanto egoísta), aunque falta por estudiar más a fondo si ese aumento en el deseo de los hombres como consecuencia de una mayor respuesta y sensibilidad a sus necesidades primordiales, dependa del contexto. Estos estudios desafían la paradoja planteada por otros autores en cuanto a que a mayor intimidad y familiaridad, el deseo sexual disminuye. Falta estudiar en qué medida factores como la distancia y la novedad, ser vulnerable o una mayor conexión emocional afectan el nivel de deseo de manera proporcional en relaciones a largo plazo.
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